No es casualidad
Nadie aparece en tu vida por accidente. No es una mera casualidad. Ese primer contacto no fue casualidad, ese encuentro en el que saltan chispas, ese intercambio de miradas, ese saludo, esa química inexplicable, tenía que suceder. Es como si la conocieras de toda la vida.
Puedes pensar «podría haberme enamorado de alguien más, podría haber conocido a alguien mejor» y la verdad es que no, no podrías. Esa historia necesitaba pasar, la lección sólo podía ser aprendida en esa relación, en esa, no en otra.
Entre los miles de millones de personas que pudieron ser, fue esa persona, solo ella, ella te atrajo, fuere con su sonrisa, con sus formas, sus actitudes, su vibración, su luz, su inteligencia, sus rarezas. Conexiones álmicas, da igual lo que hagas, quedas atrapado ahí…
Cuando nuestra vida se cruza con la de alguien más, el camino se transforma, cambia de ruta. El destino, la vida, el futuro, los planes. Todo se rehace de nuevo, todo toma un rumbo diferente, te cambia, te modifica, te mejora.
No necesariamente saldrá como esperas. Y sí, es una gran posibilidad. No hay manera de saber que pasará, como será la relación, qué pasará, pero te arriesgas, lo apuestas todo. Lo dejas todo y te entregas en cuerpo y alma, te juegas hasta tu corazón, tu alma.
Llegan a nuestra vida, exactamente las personas que debemos conocer, nos enamoramos exactamente de quién debemos enamorarnos, soltar o aferrarse, es quizás lo que cada quien deba aprender, tal vez esa sea la lección… o no.
Somos la recopilación de nuestros amores, desilusiones, alegrías, dolor, lecciones. Quizás parezca que nos desviamos un poco en ocasiones, pero es para llegar al lugar dónde tenemos que llegar. Nada es accidental, es aprendizaje.
Mas allá de las relaciones, ama tus amores correspondidos y tus desilusiones. Las cicatrices y las marcas son exactamente lo que tenía que pasar, aprendes o repites, no podría haber sido de otra forma, solo así, es una lección de alma.
Eres mejor persona tras cada relación, no lo olvides, creces y te expandes.
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