Distorsión, crecimiento personal, crisis

La libertad de ser uno mismo y no los demás tiene un alto precio.

Vivimos emulando a los demás. Vivimos con un ojo puesto en los demás. Vivimos encorsetados por lo que nos rodea. Nos cuesta SER nosotros mismos. Nos cuesta  vernos y escucharnos con amor, con compasión, con ternura. Nos damos caña día sí, día también, o, nos abandonamos.

Cuando la vida se vuelve demasiado fácil, perdemos la capacidad de superación.

Eso es así. Hoy, si no nos gusta algo, simplemente huimos de ello. Huimos del dolor o intentamos bloquearlo. El dolor está ahí para enseñarnos algo. Si lo rehúyes, no mejorarás. Ni tan siquiera se transforma, aunque trates la «dolencia» aparentemente.Hay que mirar, profundizar, pero no, estamos en Babia, estamos fuera, dentro parece que no se está nada cómodo. ¡Obvio!

Hacemos planes para la próxima semana, para el 2025, pero al mismo tiempo no tenemos ninguna garantía de que mañana nos vayamos a despertar siquiera. Lo damos por hecho. El problema es que no apreciamos ni agradecemos lo que tenemos. Estamos vivos, tenemos una familia, no nos falta nada, estamos sanos… pero pensamos en el futuro. Eso significa que estamos alejados del cuerpo, de nuestra alma.

Para alcanzar el equilibrio, debemos ralentizar lo que hay dentro de nosotros.

Si el exterior se está volviendo más rápido y en tu interior también te estás acelerando, estarás desequilibrado. Y caerás, sucumbirás a ello, debe de haber armonía entre mente cuerpo y alma.

Mientras supedites tu libertad interior a decisiones ajenas, nunca serás libre. Nunca estarás bien. Jamás. La libertad de ser uno mismo es innegociable, pero parece que nos cuesta la misma vida verlo. Y así nos va. Andamos de mal en peor, vivimos devorados por la ansiedad, trastornos de todo tipo, problemas mentales, crisis existenciales, a la derriba y creo que toca ser responsable y mirar dentro. Pero eso tiene un coste… 

Los escaparates te han vendido lo que no es.

Te has montado películas sobre lo que no es y cambiar el cuento, cuesta un poquito… La realidad es dura, pero hay que transitarla, de lo contrario te engullirá sin contemplaciones. Todo lo que hiciste en el pasado fue perfecto y acorde al nivel de consciencia que tenías entonces. Si ahora lo puedes ver diferente, estás de enhorabuena, celebra tu toma de consciencia, pero no le des gusto al ego para controlarte con su arma más poderosa: la Culpa. 

¿Y tu vives en la culpa, en el descontento, en conflictos varios? Si es así, te tocará transitarlos y crecer… liberarte de los personajes que te has creado y ser tú. 

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