Vivir sin contacto en tiempos de pandemia

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La pandemia que estamos sufriendo, nos ha puesto en cuarentena el contacto físico, hemos dejado de abrazarnos, de besarnos, de estrecharnos las manos por miedo al contagio. Hay una solución: nos quedan las sonrisas, las miradas, tocar con las palabras, siendo compasivos, empáticos, mimándonos y tratándonos con cariño y ternura. No es lo mismo, lo sé, pero es más que nada. 

No podemos sobrevivir mucho tiempo sin contacto físico. Algunos psicólogos lo denominan «sed de piel» (también conocida como «sed de contacto») es la necesidad de contacto humano físico. Leí hace tiempo sobre ello. Se empezó a investigar la sed de piel poco después de la Segunda Guerra Mundial. Se llevaron a cabo unos controvertidos experimentos por el psicólogo norteamericano Harry Harlow, se separó a macacos rhesus bebés de sus madres y se les ofreció la opción de elegir entre dos sustitutos inanimados: uno hecho de alambre y madera que los alimentaban y otro cubierto de tela. Los bebés de mono preferían abrumadoramente el abrazo del sustituto de tela, incluso cuando era la madre de alambre la que sostenía un biberón de leche. A partir de esto, Harlow dedujo que los macacos bebé necesitaban de sus madres algo más que nutrición para sobrevivir. Él lo bautizó como «consuelo por contacto». Como resultado de aquella investigación, sabemos que los seres humanos necesitamos contacto físico (especialmente durante la infancia) casi con tanta fuerza como necesitamos cubrir necesidades básicas como alimentarnos, dormir o beber agua.

El contacto físico es un requisito del ser humano. Hay algo de sanador en ello. Hay abrazos sanadores. Se dice que cada vez que abrazamos a alguien con gusto, ganamos un día de vida. Los abrazos están cargados de emociones, las cuales son capaces de hacernos sentir de manera indescriptible. Existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables, por eso los seres humanos necesitamos contacto físico casi con tanta fuerza como necesitamos cubrir necesidades básicas como alimentarnos, dormir, o beber agua.

¿Por qué nos sentimos más aislados que nunca? 

Javier Urra (académico de la Academia de Psicología) afirma en una entrevista que, pasar al aislamiento físico puede ser “terrible”, porque la sociedad española “es muy de contacto”, en un país mediterráneo en el que “la piel con piel es fundamental”. No tener contacto nos genera inquietud, inclusive tristeza, dolor. Sí, doy fe, somos flexibles y aguantamos mucho más de lo que pensamos y ahora es el tiempo de tocarnos a través de las palabras, de las palabras de amor, de la compasión, sin usar las manos, con las miradas. Hemos sufrido un descenso repentino de todo roce físico, hemos dejado de tocarnos, a mí me ha afectado en el ánimo. Me ha costado gestionar la falta de contacto físico, no poder tocar, abrazar, besar, pegar a mi alma a los míos, a los que quiero…sí, me lo he tenido que trabajar. No tener el contacto físico de los que queremos es duro de gestionar y sobrellevar.

El contacto físico es esencial en las relaciones humanas, el afecto, el cariño, la preocupación, o el amor, se pueden expresar de muchas más maneras: conversando, contando nuestras cosas, compartiendo nuestro sentir, estando disponibles para los demás, mostrándonos vulnerables si es necesario, así los que tenemos cerca nos escuchan, entienden, ayudan… (o no…).

Supongo que pasar un tiempo restringiendo nuestras muestras de cariño no va a tener mayores consecuencias sobre nuestro equilibrio emocional, pero también es cierto que puede afectarnos y tener consecuencias. Lo que nos enseña social y emocionalmente la reacción de los demás ante la ausencia de contacto y ante nuestra tristeza precisamente causada por esa carencia, cala muy hondo en nuestras almas. Vivimos en una sociedad cada vez más deshumanizada, cuesta gestionar la soledad y la falta de apoyo, por ello, hagan lo que puedan por y para con los demás, muestren su afecto, no se lo guarden, quizás y solo quizás con un mínimo gesto, puedan ayudar a los demás. Hay abrazos, palabras, miradas y cientos de gestos que nos transmiten ese mensaje.

Vivimos tiempos difíciles, llevamos soportando esto hace ya más de un año, e hizo mella en nosotros, sin duda. Nos necesitamos, debemos ayudarnos, apoyarnos, escuchar, estar, ser y estar disponibles para los demás, sonreír, decir un “estoy aquí”, prestar apoyo al que lo necesite, es estrictamente necesario, hay que procurar cuidar el alma de los que apreciamos, es de las pocas cosas que podemos hacer, proteger, cuidar, levar muros de cariño y amor por los nuestros. Vivir sin contacto en tiempos de pandemia es una condena más, añadida al tremendo sufrimiento, soledad y dolor que la acompaña y envuelve, no lo hagamos más duro y difícil aún… sean  generosos, sean compasivos, sean humanos.

Gracias, gracias, gracias.

 

A.

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4 Responses
  1. Manu

    Necesito el contacto como el comer, cuanta razón tienes Anca, esta pandemia nos va a debilitar a todos, sigue con este blog nos es de gran ayuda para mucha gente
    Gracias gracias gracias

  2. Adriana

    Completamente de acuerdo, Preciosa Anca.
    Gracias por la reflexión; tan importante en estos tiempos.
    Besos y mejor semana,
    Adriana

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