He de intentar de algún modo reconciliarme con la humanidad. Ésta pandemia nos está deshumanizando a marcha forzada, ya lo decía en otro post https://tallerdealmas.es/blog/vivir-sin-contacto-en-tiempos-de-pandemia/ así lo siento, así lo veo. Necesitamos estar y que estén. Necesitamos ayudar y ser ayudados, cada uno con lo que pueda, o sepa. Nos necesitamos, pero lo obviamos deliberadamente. ¿Y la peor parte cuál es? Que a veces, damos tanto, que nos olvidamos de nosotros mismos y perdemos valor. Mostramos tanto nuestra disponibilidad, que el otro deja de valorarla. Estamos tanto, que no significamos nada, nos volvemos invisibles.
Por otra parte, no busques amor, no busques la luz, no busques ayuda. No lo hallarás, solo sé eso, ofrécelo. La alegría de amar y ayudar es infinitamente mayor que la alegría de aferrarte temerosamente al amor de otro, porque muy en el fondo sabes que nadie da nada gratis. Tú eres todo lo que necesitas, solo debes creer en ti, no te desvalorices. La búsqueda termina exactamente donde comenzó: en la presencia, en ser. Algún día te darás cuenta que eres el amor mismo, y esto lo cambia todo, por y para siempre… No busques la luz, sé luz. Alumbra tu camino y el de otros. No busques ayuda, ayuda tú. Siembra la generosidad ayudando, la empatía ante el sufrimiento ajeno, actualizando tus valores y disponibilidad. Es imprescindible colaborar, cualquiera de nosotros puede verse sometido sin querer, sin esperar, sin apenas margen de maniobra, en una situación de desventaja de cualquier índole.
Llevo días reflexionado sobre algunas cuestiones debido a unas circunstancias personales especiales, y llego siempre al mismo punto: no somos conscientes lo solos que estamos, hasta que no llegamos a un punto complicado de nuestras existencias. ¿Pero qué es peor, sentirte así, o la falsa amistad vacía de contenido rellena de cordialidad impuesta? Ni tanto ni tampoco, pero se conoce a la gente en las tormentas, en las duras, sin duda. Y por descontando que nos hemos deshumanizado como sociedad y por supuesto que en nuestros entornos cercanos también. Con tal de no implicarnos para con los demás, cada uno utiliza el bypass que tiene a mano, unos se refugian en el trabajo y hacer dinero (serán los más ricos del cementerio, porque en ésta vida no lo van disfrutar, no saben hacer otra cosa que trabajar), otros se refugian en el deporte siendo los cracks más cracks de lo que sea que estén practicando, otros en la espiritualidad, otros en salvar y arreglar las vidas de los demás y no las suyas propias… y así cada uno buscamos los desvíos que nos proporciona algo con que entretenernos, con tal de no estar disponibles para otros. Y es perfecto oigan.
Es perfecto y respetable, pero ¿merece la pena? ¿Qué nos está pasando? Hemos perdido el sentido común, la disponibilidad de estar y ser para otros, carecemos de sensibilidad, nuestras habilidades sociales han languidecido. Nos hemos olvidado de la humanidad aplicada desde la compasión, o regalar una mirada tierna, o una palabra amable, o una simple caricia, o la ternura de un abrazo ante a veces, dramas personales muy profundos, o dar un simple plato de comida a alguien que no tiene ni para comer, o hacer compañía a alguien solo, o escuchar a alguien hablar sobre su dolor. Es triste, es real y está pasando delante de nuestras narices. Estamos solos, muy solos. Cada uno sigue enfrascado en su película, mientras a nuestro alrededor cada día ocurren dramas insalvables con los que están cerca de nosotros. Pero no miramos. No escuchamos, nos molesta escuchar las “mierdas” de los demás, claro, en nuestras vidas perfectas, eso nos sobra, estorba. Hemos perdido la humanidad, mientras los nuestros, se ahogan en sus dramas y en su dolor. No puede ser así. No debe de ser así. No podemos seguir mirándonos el ombligo obviando el sufrimiento ajeno. O sí, ya lo estamos haciendo, ignorando todo lo que nos rodea.
Reina la mediocridad y la falta de liderazgo en nuestra sociedad, mires dónde mires, muy rara vez verás a alguien brillante y brillar, que destaque, por lo tanto, si brillas, comparte tu luz, si tienes una palabra bondadosa, regálala, si te sobra un abrazo, dalo, si puedes ayudar, ayuda, si puedes escuchar, escucha, si puedes dar, da, si te sobra tiempo, compártelo, si te sobra dinero, busca una causa a la cual contribuir. Pero no estés por estar, eso desvaloriza a cualquiera. Haz las cosas desde y con el alma, con corazón que se note tu interés, tu alegría y entusiasmo. La vida son dos días, y si no plantéate como le planteo a mis Clientes: ¿cuántos años de vida “útil” crees que te puedan quedar, sin depender de nada ni de nadie y con salud, te gustaría seguir viviendo el resto de tu vida así? Infeliz, solo, adicto al trabajo y a engordar tu cuenta corriente, sin vida, sin amor, o sin… rellena estos puntos suspensivos con lo que quieras. Es un planteamiento duro, pero es real.
Todo pasa, todo cambia, todo evoluciona. Cada crisis, es una nueva oportunidad, algo nuevo llega, lo único que marca la diferencia es que, a veces con ayuda, es más fácil y satisfactorio, dependiendo del lado en el que estés. Ayudar a otro ser humano puede resultar ser un inconveniente o una mínima molestia, pero puede ofrecernos unas ventajas dignas de experimentar. Mejora tu vida y la de otros: sal a la calle, sonríe, sé amable, cariñoso. Si tienes un hueco, ve allí donde sabes de sobra que una hora tuya es medio año de vida y esperanza para otros. Ofrece, regala todo lo que no utilices. Detente para ayudar a quien lo necesite. Observa las dificultades o situaciones de otros que puedes aliviar. No pases de largo, recuerda que tú también puedes estar en el lado contrario. Escucha. Con atención, con cautela, con comprensión. Formar parte de los desahogos de los demás sólo requiere de nuestro tiempo. Son meras sugerencias. Pongamos de nuestra parte para ser más humanos, más amables, más generosos, eso es gratis.
Gracias, gracias, gracias.
A.
«He de intentar de algún modo reconciliarme con la humanidad…»
Qué Preciosa eres Anca!!! No sólo lo estás, sino que haces que reconciliándonos con nosotros mismos lo hagamos con la humanidad.
Muchas gracias Preciosa y… mejor semana!!!
Adriana
Ohhhh, muchísimas gracias mi preciosa Adriana, eres muy linda, tus palabras me llegan al alma.
Feliz de leerte, fuerte abrazo, mi más profundo agradecimiento por lo dicho.
A.