Es necesario ir a la profundidad de nuestro ser. Hundirnos en la miseria. Bajar al infierno y tocar fondo. Muchas personas no se dan cuenta del enorme valor que tienen las eventos difíciles, las circunstancias que vemos como terribles, las emociones hostiles y los pensamientos obsesivos. Todas estás situaciones se reúnen para provocar algo maravilloso en nuestra vida: ¡que toquemos fondo! Sí. Es el tocar fondo lo que nos hace impulsarnos nuevamente, que para cada persona tiene una profundidad diferente, y no hay nada que te pueda parar: la única persona que puede salir eres tú. Ahora queda el piso para levantarnos.
Muchas personas no entienden que la situación difícil viene a enseñarte algo, es complejo, pero en el fondo, es una situación cubierta de amor. Se crea ese ambiente para mostrarte algo, tal vez tú impulsividad, tal vez tú ira automática, tal vez la falta de paciencia, tal vez tu hostilidad ante la vida, tu frustración, pero si no te observas, no te enteras, sino que solo respondes a lo que crees que es un «ataque», entonces seguirás en el fondo, nada pasará, nada se transformará, nada cambiará, todo seguirá igual. Tal vez esa situación difícil viene a enseñarnos el desapego, tal vez el pensamiento que no te deja descansar viene para mostrarte que dentro de ti hay cosas que arreglar y prestarle atención, es normal.
No paran de pasarnos cosas, porque muchas veces no sabemos cómo gestionarlas y porque sencillamente la vida es una putada muchas veces, necesitamos un espacio donde poder explicarnos y que nos expliquen. Si a mí se me hubiesen inculcado una gestión emocional a lo largo de mi educación, probablemente me hubiese salvado, me hubiese evitado muchas tragedias, dolor y sufrimiento, hubiese eliminado muchísima culpa y vergüenza. Pero parece que esto no es relevante, y así nos va, vivimos en un mundo lleno de analfabetas emocionales.
Si no nos damos cuenta que hemos tocado fondo, no saldremos de ahí, estaremos desde la oscuridad gritando a los demás que ellos son los culpables de que no brille nuestra luz. Sin observar qué podemos hacer por nosotros. Conocer la tristeza te hace valorar la alegría, conocer el odio te hace valorar el amor, conocer la enfermedad te hace valorar la salud, conocer el rabia te hace valorar la paz, conocer los gritos y la violencia, te hace valorar el silencio y el compartir, conocer la pobreza te hace valorar lo más mínimo. Atravesar el infierno, te hace valorar el paraíso. Cada cosa difícil vino enseñarte, cada evento desafortunado trae algo para tu vida, si lo sabes observar eso te dará el impulso necesario para salir de ese fondo oscuro que tanto quiere verte salir de ahí. Y te servirá en tu vida de base para seguir creciendo y creando tu mundo. Da igual lo que te haya pasado, si lo aprendes e integras, no lo repites, si no logras esto, ya sabes lo que toca: vuelta a empezar…
Benditas sean todas aquellas personas que tocan fondo porque de ellos será el reino de la consciencia y el autoconocimiento. Es necesario tocar fondo y no pasa nada, ¿eh? Tocarlo está bien porque después no hay nada. Lo que nos queda es resurgir y hacerlo con más ganas, una mala racha la tiene cualquier, pero con lo que nos ha tocado vivir hoy día, es mas complejo que nunca aportar luz, comprensión a todo y seguir adelante.
Se pasa mucho miedo, y creo que no es necesario explicar por qué: admitir que has tocado fondo, exige un cierto grado de inconsciencia. Hay que tirar una bengala de esperanza, para poder decir, oye, estoy pidiendo ayuda, no tengo vergüenza, ni miedo, a mí me pasó esto, yo pasé por ello. Las vas a pasar canutas, te va a costar dios y ayuda, vas a sufrir como un perro, pero se sale. Se sale. No se sale con conjuros mágicos de si quieres puedes, no, hablamos de arremangarse y meterse en el lodo hasta arriba. Pero que sepas que, si haces eso, hay historias que terminan bien, otras no. Y una de ellas es la mía. Logré dar con gente con la que pude hablar de tú a tú, sin disfraces, sin censuras, sin pudor. A veces solo necesitamos esto, ser escuchados, sentir un incondicional apoyo, sentirnos visibles, porque estar muy, muy abajo da un vértigo aterrador. Es por ello que poder escuchar a otros igual no cambia nada para ti, pero sí puede hacer que esas personas se sientan menos solas, se sientan acompañadas, vistas. La vida nos pide que nos liberemos de aquellos apegos y obsesiones que nos están quitando energía o nos alejan de nosotros mismos, o del propósito de germinar una nueva vida y realidad.
Te animo a mirarte con amor, tratarte con amor y respeto. A darte tu espacio para ser tú mismo, sin ambages, sin adornos, a ver qué hay en ti, dónde está la incomodidad que te genera dolor, mirarlo a la cara, enfrentarte a ti mismo con honestidad y sentir qué te falta, qué te sobra, qué necesitas realmente para estar tranquilo, solo eso, todo eso.
Parece fácil… ya me dirás si lo es o no, o cómo lo ves, dímelo, te escucho.
Gracias, gracias, gracias.
A.
Preciosa Anca,
Hablas de cosas duras con extrema claridad, delicadeza y dulzura. Y, añades luz donde es difícil encontrarla.
Muchas gracias y mejor semana!
Adriana
Gracias, gracias, gracias Adriana, ¡eres muy generosa! solo traslado lo que sé, lo que viví, ojalá pueda ayudar a otros a encontrar atajos y soluciones a lo que les pasa, ¡ojalá!
Fuerte y hondo abrazo.
A.