Sonríe, pero está rota
No, no se le nota que está rota. Tiene una sonrisa preciosa, brilla cuando sonríe. Contagia esa idea de que se puede ser feliz a pesar de tener un corazón despedazado, destrozado, así lo tiene. Pero sigue. Sigue jugando con esas piezas que le quedan, sabiendo que nunca más va a volver ahí, a ese punto donde se ha quebrado por completo. Arma y rearma una y otra vez los pedazos de su roto corazón, tratando de encajar todo, aunque no encaje nada, pero ya encajará, no teme nada. Sonríe.
A pesar de todo, sigue caminando con ese vacío incrustado en el pecho. Sigue apostando por la vida, por vivir. Sigue caminando. Le costará sanar. Lo sabe. Pero se planta en el camino con esa fortaleza del que sabe que así es la vida. Ella ya entendió todo. Sabe que perdió esa batalla. Lo sabe. Sonríe. Contagia la idea de que se puede. Que, aún rota, se puede si se quiere. Sonríe. Va a por más batallas, se niega a quedar paralizada en su infierno. Se levanta y camina. Las grandes crisis son oportunidades.
Todos perdemos. Todos nos rompemos. Duele en el pecho, en la garganta. Duele el alma, está desgarrada, destrozada. Tropieza, se cae, vuelve a levantarse, una caída más, entre tantas. Sana su herida y sigue. No tiembla. Sonríe. Sabe que puede, ni la más mínima duda tiene.
Tiene evidencias de que se puede, no es la primera caída, no le cuesta asumirla. Sí. La gente rota puede seguir su camino. Se levantan y siguen. Volverán a ser felices. Las sonrisas no mienten. Las miradas tampoco. Se es valiente ante el dolor y el sufrimiento, o no se es, o te quedas por el camino, así de simple.
Aunque estés echo un lío. No disfraces el dolor. Solo se valiente ante el dolor el sufrimiento y sigue. Con una sonrisa, con fe. Todo pasa, esto también pasará, no lo dudes. La vida es eso, caminar, tropezar, caerse, levantarse y vuelta a empezar.
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