Joker

El otro día vi la película Joker

Me impactó de plano. Me impresionó por su crudeza. Cuánto dolor, cuánta pasividad, cuánto por resolver. Yo misma soy un Arthur más, la vida casi me trató como a él, pero no maté a nadie (por suerte). ¿Hasta qué punto puede un ser humano totalmente roto reponerse a las heridas de la infancia? ¿Hasta qué punto podemos rehacernos desde las cenizas, desde el abandono extremo, desde la piltrafa humana en la que el dolor, la pobreza, la deshabilitación física o mental, o la falta de amor y oportunidades nos convirtieron en la nada absoluta? Rotundamente sí, se puede uno reponer de todo, pero hay  que querer, poder y dar con las teclas adecuadas, vamos, en esas circunstancias, ha de ocurrir (casi) un milagro, en mi caso ocurrió.

La tortura de sentirse vivo pero invisible y anulado

¿Qué puede hacerse cuando el ambiente nunca cesa de ser hostil y tenebroso? ¿Cómo reponerse de los repetitivos abusos físicos y sexuales que el novio de la madre de Arthur infligió al protagonista? ¿Cómo reponerse de vivir con una madre que permitió que ocurriera todos esto, al no estar disponible para cuidar a su hijo? ¿O del abandono del padre biológico (por si era poco)? Todos tenemos una historia, detrás de cada ser humano con una historia de vida dura, cruel, hay alguien frágil, vulnerable, roto, que necesita ser escuchado, que necesita ayuda, apoyo, amor. Pero ya casi nadie escucha. Casi nadie ayuda. Casi nadie ama, ni mira a su alrededor. 

En situaciones donde se haya vivido una experiencia emocional muy fuerte, nuestro cerebro puede crear compartimientos donde almacenar de forma aislada hechos o emociones que nos provocaron mucho dolor, esto explica que en casos muy graves (abusos sexuales, violencia extrema, etc.) la persona no pueda recordar lo ocurrido. En la película, el protagonista no recuerda los abusos que sufrió en su infancia ni por qué estuvo en un psiquiátrico. En éstas tan tremendas circunstancias, la disociación se convierte en una respuesta para sobrevivir a la negligencia y el abuso de los cuidadores.

La resiliencia

La resiliencia nos permite rescatar la fuerza interior que nos puede salvar del desastre. Nos sirve de motor. Es una fuerza majestuosa si podemos y sabemos emplearla. Cuando estamos anulados, ésta fuerza interior nace en el encuentro con un «ángel», un amigo, un tutor, un maestro, alguien que nos sostenga en la caída. Pero para muchos, ese «ángel» nunca aparece. Necesitamos de alguien con empatía y resiliente que nos recuerde con respeto y amor toda la belleza que hay en nosotros y que aún, tenemos dignidad. Cuando perdemos la dignidad, ya no hay retorno, y si lo hay, se requiere de mucho esfuerzo y trabajo para recuperarse.

No había visto JOKER, no me atrevía

Ya entendí porqué: es brutal, demoledora, trágica, desgarradora, es una historia abrumadora. Real como la vida misma. Vivimos en un mundo así. Parece que todo nos es ajeno, pero no lo es. El modo en el que nos enfrentamos al mundo de adultos depende en gran parte de la calidad de nuestras experiencias de niños. Pero si has sufrido abusos sexuales, malos tratos y sus devastadores efectos durante la infancia, como el protagonista, una enfermedad mental, un ambiente donde nadie te ve como ser humano sino como basura, no lleva a nada bueno, ya estás en la tormenta perfecta. Detrás de cada ser humano hay una historia que necesita ser escuchada. Es necesario mirar a nuestro entorno con compasión antes de juzgar. Ver el miedo en los ojos de la gente y recordarles que son amados. Que son personas. No podemos darle la espalda a alguien que pide ayuda a gritos. Hay  que ayudar.

Me hizo pensar

Me impactó la pasividad de todos. Esta película puede ayudarnos a reflexionar sobre la necesidad de ver a las personas más allá de etiquetas y diagnósticos. El desafío es enorme, debemos ser más humanos, prestarnos a apoyar y ayudar a los que nos rodean. Se trata de construir un mundo mejor, donde nadie tenga que arrastrarse por el lodo por no tener acceso a la oportunidad de salvarse, de vivir. Se trata de acercarnos con compasión a quienes sufren, alentar sus vidas, de no juzgar lo que no sabemos, de poner nuestros esfuerzos, tiempo y dinero si es posible para poner luz y ayudar a otros a ponerse de pie, a vivir con dignidad. ¡Qué distinto sería el mundo si miráramos a cada ser humano con compasión!  

Eckhart Tolle:

«Cuando te veas tentado a juzgar a una persona piensa: ‘Si su pasado fuera tu pasado, si su dolor fuera tu dolor, si su nivel de conciencia fuera tu nivel de conciencia, pensarías y actuarías exactamente como él o ella ‘. Esta compresión trae consigo perdón, compasión y paz».

Pasé por ahí

Sé lo que es verte y sentirte así. No en el grado de Arthur, pero sé lo que es todo esto en un grado menor. Sé lo que es verte en el lodo. Roto. Solo. Sin ayuda. Sin nadie. Sin oportunidades. Sin dignidad. Sin ningún «ángel». Todos podemos llegar a éste punto. Nadie está a salvo. La vida cambia en un segundo. Solo el que pasa por ahí puede ver más allá de la crudeza y la violencia que rezuma y escupe la película en cada escena. El trasfondo es desolador. Trágico. Disfuncional. Pero todo está conectado. Todos estamos conectados. Demos visibilidad al dolor, al sufrimiento. 

Ayudemos. 

De todo se sale, doy fe, pero es muy duro vivir siendo invisible. Hice de la resiliencia mi motor. Salí fortalecida de todas mis experiencias traumáticas. Sacar partido a la adversidad, a eso se reduce todo, a intentar sacar la parte positiva de situaciones extremadamente duras, algo nada fácil. Hay que ser consciente de que la adversidad está presente en nuestras vidas y antes o después vamos a encontrarnos (en mayor, o menor grado) con ella. Hay que intentar aprovechar las oportunidades que te pueda dar la adversidad. En frío, desde fuera, todo el mundo preferiría obviarla, pero una vez estás sumergido en una situación difícil hay que intentar, en la medida de lo posible, salir, sacar algo bueno de todo, no hay otra. Hay salidas, siempre hay salidas, doy  fe.

Si me necesitas, me tienes. Estoy disponible, visible, resiliente, empática. Llama, escribe, escucho, te escucho…

Pon un «ángel» en tu vida, todos necesitamos uno, hasta yo…

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6 Responses
  1. Adriana

    Preciosa Anka, gracias una vez más por dar luz… por ser “ángel”
    Gracias y mejor semana
    Adriana

  2. Alfonso José

    Necesitaba leer esto Anka, solo alguien como, desde tu conciencia puede comprender el drama humano de una persona, ví esa pelicula el pasado Domingo y en cierto modo me ví reflejado con el protagonista, en lo solo que estamos a veces a pesar de estar rodeados de personas, hay todo un mundo hostil, de indiferencia que duele, porque ese angel, si que existe, pero no nos atrevemos a exponernos y eso duele, muchas gracias, saber que hay personas como tu, hace que sienta que aún hay tiempo para reencontrarme conmigo mismo y con los demas. Un abrazo sincero..

    1. Muchísimas gracias Alfonso por tus reflexiones. No dí aún con ningún «ángel» que me rescatara, pero quién sabe, igual aparece y me ayuda a llegar donde quiero, o no… a saber, todo es tan efimero, tan volatil, tan complejo… Debemos entender muchas cosas, sobre todo a los que nos rodean, pero es vital comprender que somos responsables de lo que nos pasa, de lo que hacemos, de todo en el fondo…

      Gracias por tu generosidad, muchisimas gracias, recibo con cariño el abrazo.

      Hondo abrazo, Anca.

      1. A ti, encontrar personas como tu, me ayuda para saber que todos necesitamos de todos, y que si expones tu problema a la persona adecuada, se puede salir de las tinieblas, con ayuda y afecto, otro abrazo para ti…

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