Eres perfecto tal y como eres, eso como punto de partida de todo. Todos cometemos errores, todos y cada uno de nosotros. Somos humanos, nos equivocamos y aprendemos de los errores y si no, los “errores” se repiten. Es igual de válido esto: no somos perfectos, somos unos perfectos imperfectos. También tenemos que tener esta afirmación presente y clara en nuestra mente. No somos perfectos y no pasa nada. Nos equivocamos ¿y qué? ¡Aprende! Equivocándonos, a veces herimos a los que queremos y nos quieren; pide perdón y ¡aprende! Puede ser que en el pasado te hayas equivocado y debido a esto, ahora no puedas levantar cabeza. Pero es importante aprender a perdonarte y, así, poder pasar página. Hay que hacer las paces con uno mismo, tienes que aprender a quererte y respetarte. Nos equivocamos, lo importante es aprender de nuestros errores e ir convirtiéndonos en mejores personas, crecer, evolucionar.
Cuando miras hacia el pasado con dolor, vergüenza, arrepentimiento, no eres justo contigo mismo. La persona que eres ahora es distinta a aquella a la que miras con desprecio por el pasado, por los errores cometidos, por el daño causado. Has vivido una serie de experiencias… no sabías hacerlo mejor. Eso es así. La decisión que tomaste, aunque no fuera la adecuada, era perfecta, pero tú no lo sabías. Así que no es justo que te compares con ella y la critiques. Acepta que la persona del pasado que eras, hizo lo que pudo con los conocimientos que tenia y en las circunstancias vividas, y, fue perfecto, porque era lo mejor que sabías hacer en aquel instante. Te equivocaste, pero es que somos humanos, erramos, aprendemos, crecemos, evolucionamos.
Deja de juzgarte y empieza a vivir. Observa. Escúchate. Se compasivo y amoroso contigo mismo. Uno de los principales objetivos de la observación interior debe ser, en primer lugar, observar cómo las reacciones mentales surgen de manera automática, por inercia. Sin control. En piloto automático. Esto debe servirte para comprender una cosa: no eres tan culpable como siempre has creído. El mayor tirano que siempre ha existido en tu vida ni siquiera has sido tú, ni tu historia personal, sino tu “yo”, esa vocecita que surge de manera espontánea en tu mente y te dice lo mal que has actuado, lo arrepentido que deberías de estar y lo mucho que le has fallado. Presta atención y verás de dónde nace esa voz: de la nada. No hay nadie detrás, sólo recuerdos, memorias y creencias almacenadas a lo largo de los años y una inercia que tiende a revivir continuamente las mismas situaciones y los mismos miedos, sólo para tapar la realidad, en el aquí y ahora no existe ese tirano “yo”.
Dicho esto, es hora de que dejes de culparte, de sentirte mal por no haber alcanzado la paz, por no haber sido justo, o por no haber cumplido las expectativas de tus padres, de la sociedad, o de ti mismo. No tienes culpa de muchas del las cosas que te han pasado, en primer lugar porque tú no eres esa historia personal. Sólo es pasado. Déjate vivir, haz las paces contigo mismo y entra en el ahora con sinceridad, sin expectativas. Sólo así podrás vivir en lo desconocido, en la verdad, en la incertidumbre, sin pasado ni futuro, en la eternidad del Ahora.
Si siempre vas a vivir contigo, se tu mejor amigo ¿qué tienes que perder? Nada. Sí mucho que ganar. Pero nadie te lo puede mostrar a menos que lo hagas. Si te dices cosas feas, si piensas mal de ti, si no te tienes confianza ¿qué pueden hacer los demás? ¿Adaptamos el mundo a ti? Pues va a ser que NO. ¿O tú deberías hacer una transformación? Esa debería ser la pregunta «¿Qué estoy esperando que pase?». Inténtalo, deja de decirte cosas feas, deja de pensar mal de ti, comienza a confiar en todo aquello que habita en tu corazón y el cambio surgirá.
Nunca podrás escapar de ti. Podrás ir a la otra punta del planeta, alejarte de todas las personas miles de kilómetros, todo lo tu que quieras, si no haces las paces contigo mismo nada va a pasar. No habrá una transformación real. No habrá cambio. Si no armonizas tu interior, tus relaciones, tu vida, crearás el (mismo) infierno a donde sea que vayas. La mejor relación que debes tener es tu relación interna. Ya he hablado largo y tendido de como el “yo” vive en el pasado, rememorando continuamente la historia personal, con sus miedos, juicios y traumas.
En el Aquí y Ahora no existe el “yo”, no existe esa historia que sólo son recuerdos. Pero la mente está acostumbrada a vivir en la memoria, a filtrar todo lo que sucede a tu alrededor a través de los ojos del pasado, en un intento por etiquetar y dar nombre a lo desconocido. Porque esa es una de las cuestiones clave: el Ahora es desconocido, la memoria no puede retenerlo, porque lo que recordamos es la experiencia asociada a cada momento, con su filtro mental incluido, por supuesto. La realidad es desconocida, imprevista e imprevisible. Observar, basta con estar atento, centrado en el ahora y podremos comprobar cómo, ante cualquier estímulo, surge una reacción conocida, una respuesta del pasado. De hecho, así es como la mente se desenvuelve, dando nombre y forma a cuánto le rodea, dibujando un “mundo conocido”. Así es como has creado una historia personal a lo largo de todos estos años, de una manera inconsciente.
¿Cómo te estás tratando? Una de las mayores causas de sufrimiento del ser humano es, aunque parezca extraño, la relación con su propia mente, con su “yo”, si se extrapola al futuro se sufre ansiedad, si se extrapola al pasado, se sufre depresión. Quien te hace sufrir realmente no es tu vecino, ni tu pareja, ni tu jefe, ni la sociedad. Es esa “vocecita interior” que siempre juzga tus propios actos y que, en muchos casos, puede acabar convirtiéndose en un auténtico dictador que condiciona tu relación con quienes te rodean.
Hoy vas a escribirte una carta para ti. Es una carta compasiva, que te ayudará a perdonarte y a aceptarte un poquito. Hay aspectos internos dentro de ti que no conoces, aspectos con los que chocas, rechazas. Y son parte de ti. ¿Te das cuenta de la guerra que hay en ti, del desgaste que te genera tu lucha interna? Cuando no aceptas determinada emoción, cuando no te aceptas, cuando sientes rechazo a una situación sin ver qué hay detrás de ella, cuando no sanas sino que odias tu pasado, cuando piensas en el futuro y te angustias ¡estás perdiendo tu energia, estás perdiendo fuerza! desgastándote, distrayéndote, rechazando aspectos de ti, incluso tu vida. Escribe en una hoja las frases que ahora te indico y complétalas tú mismo con cariño, con amor y compasión hacía ti mismo:
Carta de perdón hacia mí mismo:
– Me siento orgulloso de mi porque…
– Las cosas que más valoro de mi son…
– Me he ayudado a…
– Cuando me he necesitado he…
– Me siento inseguro cuando…
– Me siento seguro cuando…
– Me siento feliz cuando…
– Me perdono por…
– Entiendo que…
– Acepto que….
– Amo…
ME QUIERO TAL Y COMO SOY, POR ELLO ME SIENTO…Y PIENSO…
Gracias, gracias, gracias.
A.
Gracias Anca
Siempre, gracias a ti Manu.
Fuerte abrazo.
A.
Preciosa Anca, gracias por invitarme a volar en la “eternidad del Ahora”.
Maravilloso!!!
Besos y mejor semana,
Adriana
Gracias a ti por estar siempre. Fuerte y hondo abrazo.
A.