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¿Alguna vez sufriste por amor?

Sufrir por amor, es uno de los peores daños, de los que mas nos marcan. Sufrimos cuando se lastima nuestra capacidad de sentirnos amados, de recibir amor.

Debemos sanar. Son heridas que nos deshabilitan. Nos sacan de plano. Pero no debemos perder esta bella e inocente habilidad de amar y ser amados por las malas experiencias. Nuestra evolución depende de ello.

Los vínculos hay que sanarlos. Incluido el vínculo con uno mismo. Hay que aprender a amarse para poder ser amados. Hay que sanar nuestra capacidad de recibir amor. Está lastimada. Está desajustada. 

En una pareja, mientras uno siente amor y ama en el acto, la otra parte, quizás no logra sentir ese amor. Como si ese amor fuese una amenaza al dolor sufrido en el pasado, hay que ocuparse de ello.

No puedes amar por el otro. Es imposible. La parte que no logra sentirse amada comienza a pedir garantías del amor que el otro siente. Pero haga lo que haga la parte que ama, jamás podrá extender garantías suficientes del amor que siente, a la parte que no logra sentirlo, es un imposible. 

El amor que se siente, se muestra, jamás se demuestra. No es teoría. La radiación natural del amor es mostrarse, es lo natural, es lo coherente, fundirse con el otro, sin barreras, sin corazas, sin protecciones. 

En la trampa de querer ayudar al otro, uno comienza a abandonarse a sí mismo. En la infructuosa tarea de querer demostrarlo, como si fuera una garantía de algo, tratar de convencer, consolar al otro. 

La mayoría, por la negación del aprendizaje personal en el vínculo, hacen que las parejas no prosperen por la falta de amor. Cuando el aprendizaje de uno se detiene, por más amor que haya, el vínculo suele romperse, las fisuras son insalvables. 

¿Lo más sano? Dejar de extender garantías. Amar y doler. Un principio para que el otro se haga cargo de su herida y comience a sanar. O, desplace su negación a otro escenario de repetición, a otra pareja, porque lo hará. Es su potestad, no la tuya. Cada uno se ocupa de lo suyo, no te incumbe. Tú, ama, eso vale para todo vínculo, en especial para el vinculo contigo mismo. Cuanto más sanas tus heridas, más amás.

¿Alguien, alguna vez, sufrió por amor? Seguro que todos levantan la mano. Está claro que todos sufrimos, pero no por amor, se sufre sólo por la falta de amor, jamás por amor.

La responsabilidad de sentirnos amados es nuestra. El amor está dado. Aún no recibido. Hoy te invito a sentirte amado. Si quieres, si puedes, déjate amar, o aprende… aprende a amarte y a recibir amor, solo después de eso, podrás amar.

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