adandono renuncia

Desisto, me rindo

Para tomar el control y las riendas de tu propia vida, hay que desistir, renunciar, rendirse. Dar este paso, a veces, ataña de plano los ámbitos emocionales «sensibles».  Seguir cumpliendo con todas las responsabilidades por encima de tus posibilidades, eleva el nivel de estrés forzando «la máquina» rompiendo el equilibrio entre pensamiento, sentimiento y acción. El estrés altera de modo significativo nuestro equilibrio emocional con nuestro entorno, modificando nuestro estado de ánimo y alterando nuestro comportamiento.

¿Qué hacer para cuidar mi salud emocional?

Lo primero que debemos hacer es aceptarlo. Claro, eso requiere de cierta inteligencia emocional. También hay que hacer algo, no quedarse paralizado, medita, haz ejercicios de relajación, desconecta, haz terapia (si puedes, claro). Con el ritmo de vida actual, con el teletrabajo, las redes sociales,  cada mini tarea que surge sin parar y nos hace estar siempre alerta, no desconectamos nunca, activos de lunes a lunes. Siempre alerta.

Algunos indicadores emocionales del estrés 

Casi siempre las personas de nuestro entorno perciben esos indicadores antes que nosotros mismos. Somos expertos en disfrazar nuestros problemas, sabemos fingir estados emocionales saludable, sobre todo por miedo a ser rechazados o por no preocupar a los que nos rodean. Enumeremos algunos indicadores: ansiedad, mal humor, irritabilidad, miedo o temor, inseguridad, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, bajo estado de ánimo, depresión, tristeza, nos apagamos…

Hay que rendirse, hay que renunciar

Rendirse es una palabra que (de entrada) tiene connotaciones negativas, pero te aseguro que liberarte de ciertas cosas, te hará sentirte mucho mejor. Eliminar lastres de tu vida te hará sentirte más ligero y te acercará un poquito más al bienestar y felicidad que anhelas. Eres tú el que debe decidir a qué quiere y necesita renunciar. Vivir en bucle y por encima de tus posibilidades, tratando de contentar a todo Dios, o haciendo cosas que no van contigo, al final te desgasta, te agota, te deja  sin fuerzas. Yo me rendí, solté todo, y cuando digo todo, es todo varias veces en mi vida. Con cambios profundos y de raiz. Si no cambias tú, la vida te obliga a cambiar y si no lo ves, enfermas, o la vida te saca de plano. Es como un reset. Borras todo lo que no sirve y a empezar de cero. De cero es de cero.  Así das con la verdadera esencia. Llegas a averiguar tus limites. Tu aguante. Tus fortalezas. Tambien sirve para ver quien está a tu lado de verdad, eso sí, en las duras, casi siempre estás solo, muy solo, roto y solo, lo cual refuerza a niveles insospechados.

¡Renuncia!

A los trabajos que no te satisfacen. A los jefes incompetentes. Tu salud y tiempo de vida no tienen precio, y si lo tienen, al menos que sea acorde a tus principios. Si sientes que no estás siendo bien remunerado o valorado en tu trabajo y puedes permitírtelo, renuncia, dedícate ese tiempo a ti, a tu bienestar personal.

¡Renuncia!

A las obligaciones sociales. Todo lo que haces por obligación o resignación, quizás te convenga dejarlo, liberarte de todo eso, al menos por un tiempo. Te quitarás un peso de encima.

¡Renuncia!

Al exceso de pasividad. Limita tus horas frente a la caja tonta y comienza a darle algo de «guerra» a tu cuerpo. Hay que cuidarse lo mínimo,  recuperar el tono muscular. Ayuda, sirve, libera un montón de endorfinas que aumentan la sensación de bienestar. No te vuelvas loco, pero haz algo ya que toda actividad deportiva reconforta, carga las pilas y te hace estar genial física y mentalmente.

¡Renuncia!

A las relaciones conflictivas. Despídete amablemente y con educación de las personas que te generan malestar, insatisfacción y sufrimiento. Son una pesada carga de la que podemos y debemos desprendernos. Sea una relación laboral, familiar o de amistad, eliminar las relaciones conflictivas, te liberará de un gasto adicional de energía emocional y mental, que seguro que con mucho gusto invertirás en relaciones sanas y mucho más beneficiosas para ti.

¡Renuncia!

A los tóxicos que hay en exceso en tu vida. Desde el café, tabaco, alcohol, a las redes sociales, o el portátil de trabajo. Sea lo que sea, trata de renunciar a ello o reducirlo lo máximo posible. Cuidarte, implica cuidar tu cuerpo, tu mente, tu alma, tus emociones.

¡Renuncia!

Al exceso de responsabilidad y seriedad. Hay que disfrutar más, con la que está cayendo y aunque sea difícil es necesario que dediquemos tiempo a la diversión, a mimarnos a relajarnos.

¡Renuncia! 

Renuncia al enfado, al miedo, a no ser tú. Renuncia al dolor, a lo que te somete, a lo que te impide crecer, a lo que capa tu crecimiento.

¡Ríndete! 

Dijo Louise L. Hay:

«El enfado es algo normal y natural. Generalmente nos enfadamos una y otra vez por las mismas cosas, y sentimos que no tenemos derecho a expresarlo, de modo que nos lo tragamos. Entonces el enojo tiende a instalarse en una parte concreta de nuestro cuerpo, y se manifiesta como enfermedad. Durante años y años seguimos amontonando nuestro fastidio en ese mismo lugar. Para sanar, deja salir tus verdaderos sentimientos. Si no puedes expresárselos directamente a la persona que los provoca, mírate al espejo y habla con esa persona. Díselo todo: «Estoy fastidiado contigo»; «Tengo miedo»; «Estoy alterada»; «Me has hecho daño». Y sigue; sigue hasta que te hayas liberado de todo el enojo. Entonces haz una inspiración profunda, mírate en el espejo y pregunta: « ¿Cuál es la pauta que provocó esto? ¿Qué puedo hacer para cambiar?» Si logras cambiar el sistema de creencias que desde adentro te crea ese comportamiento, no necesitarás seguir repitiéndolo.»

 

Cree en ti, ahí no desistas, no te rindas, escúchate, oye lo que dice tú alma y tú corazón, no te desfalleezccas, persigue tus sueños, vive, ama, ríe, pero para ello, tienes que renunciar a todo lo superfluo.

About the author

2 Responses
  1. Adriana

    Preciosa Anka… gracias!!!
    Renuncia y rendición… gracias!!!
    Buen día y… mejor semana
    Adriana

    1. ¿Acaso se puede hacer de otra forma? Yo probé de mil formas, la rendición te lleva… fluyes, sin fricción, sin resistencia…

      Hondo abrazo.

Leave a Reply