miedo

Sobre el miedo

Hablemos sobre el miedo y cómo intentar superarlo. Naturalmente el miedo es un tema muy grande, abarca muchas dimensiones, el miedo es un tema muy amplio, está con y en nosotros.

Según la RAE el miedo es:

  1. Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.
  2. Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.

Lo que nosotros conocemos como miedo, es el miedo burdo, el temor a las fobias, el miedo a la ansiedad, estrés y lo detectamos principalmente porque somatizamos lo que sentimos en el cuerpo, nos hace sentir mal, surgiendo una alarma que nos pone en alerta. Pero hay miedos que nuestra consciencia no detecta, que igualmente nos hacen daño, nos comen por dentro, nos desgastan. El miedo según una definición budista dice que en la medida que estés apegado, en esa medida tienes miedo; en la medida que haya aferramiento, en esa medida va a haber miedo en ti.

El apego

El apego, el aferramiento, tiene muchas dimensiones y por ende, diferentes tipos de ansiedad o miedos que se producen cuando nos aferramos a algo, o tememos perderlo. El miedo siempre empieza como algo funcional: solemos fijarnos en él, nos quedamos pensando en bucle, ponemos el foco y toda nuestra atención en él y éste crece como una avalancha, se va distorsionando, exagerando el “riesgo” (imaginario, claro). Pensamos sobre las consecuencias que vamos a sentir, como vamos a sufrir esto, si pasa o no pasa, dónde y como acabaré, y desarrollamos un guión y una película de ficción en cero coma, sobre algo que solo existe en nuestra mente, que nos lleva a aumentar el miedo, nuestros niveles de ansiedad y estrés crecen por momentos, y todo fruto de nuestra mente.

Ego Vs. Apego

Nuestro ego se alimenta (entre otras) de apego; sentir como un objeto o una persona nos pertenece, estar estancados en una idea o pensamiento, tener un dogma personal, todo eso es un tipo de apego. Nos apegamos a nuestra propia existencia, a nuestra apariencia, a patrones de conducta, a nuestro complejo y extenso sistema de creencias. Los apegos vienen en muchas formas y es muy importante comprenderlos, hablar de ello. La comprensión nos lleva a ser cada vez más competentes, pone luz, desinfla el ego. Al poner el foco en gestionar la ansiedad, el estrés, la incertidumbre y por lo tanto el miedo, ganamos confianza, sube nuestra autoestima y al tener más confianza, tenemos menos miedo. Solo con la comprensión intelectual sobre los miedos, avanzamos, abrimos camino. La dificultad, naturalmente, llega cuando tenemos que llevarlo a la práctica y hacer ciertos cambios, ciertas mejoras en nosotros, ahí reside la máxima dificultad.

¿Qué apego te domina, cual te asfixia?

En el desarrollo personal, transpersonal y espiritual ¿cómo le explicas a alguien que el miedo es fruto de su ego? Pues de eso se trata, de empezar por ahí. El propósito sería deshacernos del apego, de nuestro ego en definitiva. Lo retroalimentamos constantemente, creamos realidades alternativas, que después requieren de mucho “mantenimiento”. Nos obligamos a hacer muchas cosas para compensar esa distorsión que hemos fabricado en nuestra mente y nos tiene muertos de miedo, paralizados y muy entretenidos. Una vez que hemos creado el monstruo, hay que darle de comer.

Nos preocupa mucho nuestro bienestar, nos convertimos en obsesos. Todo nos afecta y una vez que estamos sumamente preocupados por nuestro bienestar, naturalmente nos preocupamos por ende por el futuro. A eso lo llamo aferramiento a la esperanza, al futuro, porque crees, piensas que vas a ser feliz mañana. Imaginas un futuro feliz, piensas/ crees que la felicidad va a venir de fuera, con alguien, que algo va a pasar en algún sitio, o alguna circunstancia te va a hacer muy feliz.

Vivimos de las expectativas (un tipo de apego muy sutil) esperando a ser felices a través de los demás, y nada más lejos, eso no va por ahí. Nos apegamos a experiencias, a cosas, a personas, a emociones y también nos apegamos al aprecio que otros tienen por nosotros. Estamos aferrados y/ o preocupados de cómo esas personas nos evalúan, nos quieren, o no. Vivimos con miedo existencial, desde las carencias, sin hacerle caso a nuestra verdadera naturaleza.

¿Cuántas influencias externas hemos recibido? ¿Cómo y cuánto nos bombardean con mensajes que infunden y anclan en nuestra mente el miedo desde todos los ámbitos? No te vayas muy lejos ¿cuantos padres no se preocupan ante lo más mínimo de sus bebés explorando y se pasan el día con el “no” en la boca? “Niño no, eso no, no toques, no, caca” y desde enanos, vivimos rodeados de mensajes que se insertan en nuestro subconsciente, que de adultos, solo nos obligan a tener que alimentar al monstruo que ya está en nosotros y así retroalimentamos el ego, el miedo.

¿Como nos deshacemos del miedo?

Cada persona debe trabajar a sí misma para entender sus síntomas y el mensaje que quiere enviarle su inconsciente. Comprender el grito desesperado del inconsciente que trata de advertir a la persona que, para resolver su malestar, su miedo, necesita urgentemente sacar y sanar las emociones reprimidas del pasado. El trabajo, en terapia, consiste en mirar más allá del problema y buscar las emociones subyacentes para comprender qué miedos habitan bajo el síntoma. Estas emociones nos ayudan a conectar con el pasado y con las situaciones que necesitan ser vistas, sanadas, atendidas, comprendidas.

Podemos encontrar miedo al abandono, a no ser queridos, a ser agredidos, a engordar, a morir, a enfermar etc. Cualquier necesidad de la infancia que no haya sido cubierta, puede estar buscando a gritos su compensación y su sanación a través de los síntomas actuales que emergen. Por lo tanto, cuando la persona va sanando sus emociones pasadas y se ocupa de procurarse los cuidados que no tuvo en su infancia, en su vida, los síntomas comienzan a remitir, los miedos presentes desaparecen. Cuando ya no existe una emoción subyacente que necesite ser sanada, el inconsciente ya no necesita seguir avisando del problema, el mensaje ya no es necesario, remite, desaparece. Entonces, la manifestación del problema emocional (fobia, ansiedad, miedo, etc.), poco a poco, van desapareciendo, el ego va menguando, la calma llega…

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