Nos pasamos la vida utilizando mecanismos mentales para mantener nuestros sentimientos y emociones reprimidas, usando la negación y la proyección, bloqueando así nuestro proceso de maduración y nuestra (tan ansiada) Paz mental.
Vivimos en la culpa y en el miedo reprimidos y nos negamos a nosotros mismos, en pos de proyectar aquello que reprimimos sobre el mundo que nos rodea.
La culpa
La culpabilidad la situamos sobre las demás personas, los lugares, las instituciones, los alimentos, las condiciones climáticas, los acontecimientos astrológicos, las condiciones sociales, el destino, Dios, la suerte, el diablo, los extranjeros, los grupos étnicos, los rivales políticos, nuestros jefes y familiares, todo son nuestros enemigos acérrimos y lo proyectamos fuera de nosotros mismos.
La proyección
La proyección es el principal mecanismo utilizado en el mundo de hoy. Es responsable de todas las guerras, los disturbios, los desórdenes civiles, etc…. Incluso se anima a odiar al enemigo para convertirse en un «buen ciudadano». Mantenemos nuestra propia autoestima a costa de los demás y, con el tiempo, esto deriva en descomposición social. El mecanismo de la proyección subyace a todo ataque, violencia, agresión, y toda forma de destrucción humana y social. Y en ello estamos.
Dejar ir
Piensa en lo maravilloso que sería poder hacer eso en todo momento, en cualquier lugar, y en cualquier situación: que pudieras dejar ir, sentiéndote siempre libre y feliz y nunca ser acorralado por tus sentimientos enfrentados. De esto trata toda la técnica: dejar ir consciente y frecuentemente a voluntad, estando a cargo de lo que sientes, y no a merced del mundo y de tus reacciones hacia él. Ya no eres la Víctima. Ya no eres reactivo. Nada nuevo, esto es emplear la enseñanza básica de eliminar la presión de la reactividad involuntaria.
¿Qué te parece, cómo lo ves? ¿Eres reactivo, culpas a todos de tu ruina y problemas? ¿Te ves cómo victima?
Te leo, te escucho… te muestro los atajos.
A.