Sufrí abusos y violencia sexual extrema

abuso sexual

Mis abusos y violencia sexual sufrida

Me voy a poner seria

Hoy tocaré un tema altamente sensible. Sin paños calientes, ya que tardé más de cuarenta años en hablar de ello. Cuando era pequeña, sufrí abusos sexuales continuados y violencia sexual extrema unos cuantos años mas tarde. Tenia ¿cuántos, 5-6 años? No lo sé, lo borré de mi cabeza, por suerte el cerebro tiene está opción de borrar lo que nos daña a niveles insospechados. No entraré en detalles, pero con decir que los abusos fueron realizados por un familiar y las violaciones fueron con violencia extrema, os haréis cargo… o no, porque esto, en su verdadera magnitud, solo lo sabe el que lo ha vivido.

Contarlo, o no contarlo

Coincide con el juicio por los abusos sufridos de la gimnasta americana y también vi estos días la polémica suscitada en la prensa nacional sobre los abusos de un personaje publico y los comentarios de otro sobre si denunciar o no, los daños colaterales etc… Os cuento mi versión, mía, personal e intransferible. Sobre los abusos, solo tengo un recuerdo, uno, como, mientras dormía, tocaban mi sexo. Quedé paralizada, muerta, ni respiraba. Mi cuerpo se bloqueó fisicamente. No recuerdo mas, salvo el pánico. A raíz de eso, por las noches me iba a la cama y quedaba paralizada. Por supuesto que no lo conté a nadie. Ni se me pasó por la cabeza. Ni siquiera sabía lo que eso era, me colapsé, solo sé que me sentí culpable y que averigüé muchísimos años después, que esto era lo que era. 

Fui un imán para la violencia 

Me convertí en un imán o algo similar, unos años mas tarde un Sr. estando en un campamento me llevó con él a saber con que intenciones, siendo encontrada por los monitores del campamento. No recuerdo que me pasara nada, pero si recuerdo el pánico que me invadió. Aún recuerdo el cuerpo tenso sin poder respirar, bloqueada, paralizada. Bien, a eso le siguieron las dos violaciones, de las cuales no diré mas salvo que, solo deseaba morir… y años más tarde, un jefe abusón se tomó licencias que no le correspondían, traspasó los limites físicos y solo fui capaz de dejar el trabajo. Cuando empecé mi formación como terapeuta en la Escuela Transpersonal, durante una meditación regresiva, vi como siendo más pequeña aún, abusaban de mí. Fue una tragedia mayúscula. Fue tan horrible el dolor, que entré en pánico. Sufrí crisis de ansiedad varios días consecutivos y, hasta pasados los 40 años, no fui capaz de hablar de ello. Cuando lo expuse, delante de un foro de 30 personas durante un retiro terapéutico, mi cuerpo registraba la misma rigidez y el mismo pánico que mencione más arriba.

¿Como se ve y vive esto desde dentro?

Vaya por delante, cuando era niña, lo ocurrido formaba parte de la “normalidad”, ignoraba que eso estaba mal. De adulta, cuando me di cuenta de todo, la toma de conciencia fue con dolor intenso, profundo, con sufrimiento atroz. Con pánico. Con asco. Tu cuerpo, tu mente, tu alma, tu todo han sido vulneradas. Solo quieres ser invisible, que no te vean, que no te toquen. Que no te hablen. Y todo en absoluta soledad. ¿Contárselo a los mío? Ni en broma, mi madre ya me dijo que la culpa era mía por haber sido secuestrado por aquel señor. Yo solo era una niña, ni sabía de qué carajo me hablaba. 

Sola, estás sola en esto

Hasta que tú decides qué hacer con esto, lo vives todo sola, ojo, esto hace mucho qué pasó, no es como ahora, que hay campañas de sensibilización, divulgación que tratan de educar a los jóvenes y no tan jóvenes, pero antes era otra cosa.  ¿Como iba yo a decirle a mi madre que Fulanito, que era un familiar serio y respetado en la familia, abusó de mí? Impensable. Imposible. 

¿Como sané?

Con muchos, muchísimos años de terapias. Me ocupé de mí, puse la lupa en lo ocurrido. Yo lo hice con terapia transpersonal y terapias holísticas. Liberé mi mente, mi alma, mi cuerpo, mi energia desde la base. Demolí todo y me reconstruí poco a poco. Fue duro, durísimo, me costó mucho, muchísimo sufrimiento, esfuerzo, tiempo, dinero. Y muchos ovarios. Esto requiere de un valor colosal, estratosférico. Desde luego lo hice desde la confianza y seguridad en los terapeutas a los que confié mi proceso. Solo necesitaba comprensión, escucha activa, sentirme ayudada, apoyada y sanar. ¡Ostía! Y no es fácil, los efectos de estos hechos en uno, son brutales.  El abuso sexual es una violación a tu cuerpo, a los limites personales y al estado de confianza del ser humano. Es una transgresión de todos los limites, físicos, mentales, emocionales, sexuales y energéticos, lo que provoca heridas muy profundas y deja cicatrices a nivel físico, mental, emocional y psicológico. Cada persona es un mundo, por eso la magnitud real de los abusos es la que es para cada uno. 

¿Denunciar, contarlo, no contarlo? 

En mi caso no. El dolor fue tan profundo que fui incapaz. Hoy, ni me planteo pasar por el calvario de la justicia por denunciar estos hechos y menos aun contarle a mi familia lo ocurrido. No me aportaría nada. A mí no. Yo me sané, me ocupé de mí, acepté, perdoné y seguí con mi vida. Con eso me basta. ¡Ojo! apoyo la denuncia, el castigo a los perpetradores de tales catástrofes. Yo no necesito la reparación del daño desde éste lugar, me niego. La reparación tuvo lugar a otros niveles y es suficiente para mí.

¿Como lo vivo hoy? 

Ya todos es pasado, sané, me ocupé en profundidad. Aunque eso deja secuelas de por vida, aprendí a vivir con ello. Y soy feliz. Tengo una vida sana, una vida sexual sana. Lo que más me costó fue deshacerme de la culpa, de las limitaciones emocionales  y mentales que me quedaron, aquí aún, sigo trabajando con honestidad cada vez que las heridas afloran. Hoy soy terapeuta, entre otras, acompaño a mujeres y hombres que han pasado por esto y están atravesando esto. Soy optimista, el ser humano tiene una fortaleza extraordinaria, y, desde el mas absoluto respeto, desde la mas brutal empatía, hago que las personas que pasan por mi salgan reforzadas, avancen, sean capaces de pasar pagina, sanando los hechos que los tienen atrapados y secuestrados, anulándolos en muchos aspectos, hasta que tienen el valor de mirarse con compasión, amor y valor para poder superar todo. 

Nadie dijo que la vida fuera fácil, pero antes de juzgar a nadie, sean compasivos, miren con amor al que tienen en frente, no saben nada de su intimo sufrimiento y dolor. Yo le presto mis zapatos al primero que quiera hacer mi recorrido… 

Por descontado que lo aquí plasmado se hizo a grandes rasgos, esto da para varias entradas sobre mi proceso. Preguntadme lo que queráis, si puedo ayudar en algo con esto, perfecto, solo necesitaba que supieran que las almas rotas por otros, aun llenas de grietas, cicatrices, heridas, son bellísimas, son maravillosas tras sanarse, brillan y viven con máxima intensidad la vida, como si fueran a morir mañana, hay vida tras los abusos y la violencia sexual.

No te calles, cuéntalo, sánalo, denuncia, ve a terapia, haz lo que sea, te mereces liberarte de esto, te mereces vivir feliz y sano. 

Gracias por llegar hasta aquí, hondo abrazo.

Anca.

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4 Responses
  1. Kika Evia

    No sé si te conocí antes o después de sanar pero siempre te vi extraordinariamente bella.
    Besos mil

    1. Muchísimas gracias Kika, gracias por ser tan generosa al verme así. Lo que ves en mi, es tuyo también.

      Fuerte y hondo abrazo.

      A.

  2. Ana

    Hola, gracias por dar voz a este tipo de dolor. Es impactante y a la vez reparador saber que hay salida y vida tras pasar por esto. Gracias por tanto, gracias por compartirlo, te honra.

    Un abrazo. Ana

  3. Pablo

    Gracias por contarlo así, seguro que servirá a otras personas. Gran abrazo y ánimo Anca, eres una valiente.

    Pablo

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