TABÚ

(¡no es una entrada fácil, ni amable!)

Qué difícil resulta mostrarnos auténticos

Tal cual somos, sin artificios, sin adornos. Hablar sin cortapisas y sin tapujos de lo que nos pasa y somos. Poner palabras, adjetivos, calificativos a lo que hay en nuestra mente, lo que atosiga nuestra alma o a nuestras emociones, a nuestro sentir, no esconderlo. No se lleva la autenticidad de ser. Tampoco la del sentir. Es tabú. Si sientes mucho eres un intenso. Si no te expresas eres un soso. Y qué decir de mostrar nuestra alma.

Vivimos condicionados por mil factores, pero los cánones marcados, impuestos y la apariencia se llevan la palma. Las redes sociales tienen su “responsabilidad” en esto, pero me temo que es algo íntimo y personal, no va de modas o tendencias, con la salvedad de lo que nos venden los influencers, que ya sabemos todos que es postureo y publicidad y tiene su peso. La autenticidad es otra cosa, y hoy es tabú.

Si lo extrapolo a lo mío… ¡ay Señor! mucho gurú y terapeuta para demasiada gente dormida, sorda, ciega, anestesiada. Excesivas promesas de éxito y recuperación milagrosa cuando todos sabemos que los procesos son los que son y como son. No, tampoco se lleva la honestidad, lo decía el otro día alguien en Twitter, no es tendencia ser leal, ni honesto con lo que hay. Hay exceso de oferta a precio de saldo de la espiritualidad y casi nula demanda, pero casi todo el mundo está quejándose de lo mal que está o le va. La sociedad dormida, ya lo dijo el Maestro Rumi:

“A quienes no quieran cambiar, déjalos dormir” por mucho que te apene, por mucho que te duela, cada uno elige.

¿Qué te voy a vender?

¿Qué hago yo tratando de prometer cambios si no hay interés por el propio cambio y mejora? A ver, yo ya sé lo que hay. Yo ya pasé por todas las penurias y tragedias habidas y por haber. Yo ya sé lo que es sentir miedo, pánico, pena, tristeza, dolor, abandono, desamor, soledad, rabia, impotencia, frustración, frio, oscuridad, imposibilidad de cambio, estar perdida, situaciones que se repiten, el mismo tipo de parejas cabronas y jodidas, ex tremendos, amigos chupópteros, jefes desalmados, traumas de todo tipo y un largo etcétera… Y ya a escala tremenda, sé lo que es el maltrato físico, el psicológico, la violencia sexual. ¿Voy a querer venderte algo, o es deseo de ayudar a salir de donde nadie te saca? ¿Deseo de venderte milagros, o aliarme a quien está jodidadamente jodido, solo, sufriendo, abandonado a su suerte por los que lo rodean, o abandonado por sí mismo? Cuando estás ahí abajo, en la oscuridad, paradójicamente (y con razón) todos desaparecen de tu lado, no te quieres ni a ti mismo, ¿cómo vas a querer a los que te rodean? Y qué decir de querer ser ayudado, en fin.

Me hizo pensar y reflexionar mucho una conversación que tuve ayer con alguien a quien quiero con toda mi alma. Sin detalles sobre la misma, pensé: todos queremos cambios, todos queremos ser y estar estupendos, emocional, mental, física y económicamente. Abarco todos los ámbitos, porque todos son importantes, eso sí ¿qué renuncias estás dispuesto a hacer? ¿Qué sacrificios con tal de lograr X? ¿Cuántas concesiones? ¿Cuántos esfuerzos? Te contesto yo: cero. La predisposición es nula. Queremos milagros.

Vivimos en el mundo de la no responsabilidad personal

Pensamos que somos víctimas de, cuando en realidad, somos responsables de absolutamente todo lo que nos pasa y ocurre en nuestra vida. Sí. Tal cual. Cuando yo las estaba pasando putas, hubiese pagado lo que no tenía, hubiese renunciado a lo que fuere, hubiese sacrificado lo que sea para encontrar las salidas. La vida fue generosa conmigo (a pesar de todo) por una serie de «suerte» y sincronicidades, me llevó a encontrar sola lo que me sacó y salvó de donde estaba. ¿Cómo? Aprendiendo, esforzándome, sacrificándome, pagando precios muy elevados. Hice y sigo haciendo formaciones, cursos, talleres, leí, leo, estoy atenta a todo lo que ocurre en mí. Vivo con y en consciencia plena. También hice cosas que no me han llevado a ningún sitio, o me han hecho preguntarme y cuestionarme cosas, esto también forma parte del camino. Lo que me ha fastidiado es sentirme estafada o engañada, también he pasado por ahí, forma parte del precio a pagar, a todos nos pasa, ni es bueno, ni es malo, es.

Viví y vivo con honestidad

Con lealtad a mí misma, a mis valores. No pretendo engañar a nadie. Solo estoy al servicio de los que quieren salir adelante. De los que quieren despertar. De los que están hartos de vivir en la mierda. De los que se han cansado de sufrir y vivir con y en el dolor. Todo tiene arreglo, hasta la muerte, a mí me trajeron de vuelta cuando estuve en coma… por eso lo digo. No entiendo cómo nos conformamos con una mierda de vida, cuando se puede cambiar y modificar a mejor. Cuando se puede lograr la paz interior y remediar los “males” que nos asechan, no, no lo entiendo.

¿Existen los milagros? Haberlos haylos, lo digo con total franqueza, pero yo no vendo nada de esto. El que paga una sesión, paga por mis conocimientos, por mi bagaje, por mi experiencia, por mi dolor y mi sufrimiento, por mi empatía, comprensión, frustración e incomprensión, que fueron mis Maestros. Hay de todo. Hay cosas que no se aprenden en ninguna carrera universitaria, en ningún master, es vivencial, es experiencia vital a la que le sumo los conocimientos adquiridos en estos últimos 12 años. He visto gente muy, muy formada, titulada, pero solo tenían eso, títulos universitarios, o, reconocimientos varios a… pero por dentro solo había vacío, analfabetas emocionales en potencia, con cero inteligencia emocional. Vacío queridos, vivimos en el vacío, solo nos venden vacío y la vacuidad es efectivamente eso, ausencia de ti. Cada uno compra según sus necesidades, según es, según su sed: emocional, mental, experimental, sentimental, espiritual. Allá cada cual, yo sé lo que soy, sé de dónde vengo y sé hacia donde voy, y no, ya no compro cualquier baratija, ni me lleno con vacío, venga de personas, experiencias etc… no, ya no compro vacío.

Dale una vuelta y me cuentas…