Silencio selectivo en la pareja

silencio ley de hielo

Silencio selectivo en la pareja- la ley del hielo llaman a este comportamiento

Pongamos un poco de luz sobre este tipo de comportamiento, hablemos de la ley del hielo. ¿Qué es? Pues es una forma de abuso difícil de identificar como tal, pues no comporta violencia directa, eso sí, conviene poder identificarla y sobre todo, rechazarla, ya que es una actitud agresivo-pasiva y una forma de abuso emocional llegando a producirse una dependencia emocional por parte de quien sufre hacia quien ejerce esta “ley”.

La ley del hielo es un recurso muy utilizado por personas que aparentemente gozan de un gran autocontrol y presumen de ser muy mentales, controladores, antes que intuitivos, sensibles, emocionales. Este tipo de comportamiento no solo es una expresión de violencia pasiva, sino también un mecanismo disfrazado de abuso psicológico que daña profundamente a la persona sobre la que lo ejerce. Ignorar al otro como una forma de castigo no solo destruye las relaciones, sino algunas cosas más como veremos.

Se le llama ley del hielo a ese conjunto de comportamientos que tienen por objetivo ignorar al otro, siendo un acto consciente y deliberado de suspender o minimizar la comunicación con la otra persona, o hacerlo de una manera fría y mecanizada. Puede implicar la existencia de un conflicto previo y es aplicable a relaciones de pareja, entre amigos, padres e hijos, familiares, etc. siendo la víctima la última en enterarse, ya que ignora el conflicto.

¿Como sabemos que nos están aplicando la ley de hielo?

Porque dejan de hablarte, o te hablan de una forma totalmente diferente a la habitual, el otro no te atiende, te ignora, toma distancia donde antes había cercanía y un excelente trato. Obvia e ignora las peticiones y necesidades expresadas por la víctima, evitará su compañía y por supuesto seguirá llevando a cabo cualquier conducta que tenga como objetivo anular o invisibilizarlo al máximo.

No obviemos que son comportamientos bastante nocivos. Denotan inmadurez, mezquindad, grandes dosis de narcisismo y falta de empatía e inteligencia emocional. También pueden causar graves efectos en el otro ya que constituyen un intento por controlar y vejar al otro.

Comportamiento de la persona que aplica la “ley del hielo”

Finge que no escucha a la otra persona.

Evita el contacto visual y físico, como si la otra persona fuese invisible o no existiera.

No coge las llamadas ni responde los mensajes, o lo hace cuando ha pasado mucho tiempo, o aleatoriamente.

Cuando acepta haber escuchado, no responde o lo hace con monosílabos.

Niega que haya algún problema, que se sienta mal, que algo le haya molestado, etc.

Pasa por alto lo que la otra persona le cuenta, le pide o necesita, o muestra desinterés por ello.

Elude las actividades sociales con la otra persona, e incluso deshace planes acordados con anterioridad.

Advierte el desconcierto y el sufrimiento del otro debido a su modo de ignorarlo, y pese a ello se mantiene en su actitud y la agrava.

Otras veces en una forma de castigo hacia la otra persona

Cuando el enfado y los conflictos no se gestionan bien, se tiende a querer hacer daño al otro y vengarse en vez de hacer buscar solucionar los conflictos. Puede ser también una forma de llamar la atención, empleando de un comportamiento infantil, pues la persona ignora a su ser querido.

La persona a quien otro le aplica la ley del hielo puede llegar a experimentar sentimientos negativos muy potentes. Se siente ignorado, anulado y se siente abandonado. Esto se torna más insano aún, cuando todo se da en el marco de un silencio duro, pesado y crudo, ya que la víctima no sabe finalmente interpretar nada y se siente totalmente perdida y anulada.

Quien es ignorado, eventualmente se ve envuelto en sentimientos de tristeza que a veces se convierten en depresión, siente ira, miedo, culpa. Ignorar a una persona es una forma de señalarla con el dedo, de acusarla, pero de manera implícita, lo que convierte este mecanismo en una forma enfermiza de afrontar un conflicto.

La víctima no entiende nada. No sabe qué hizo mal, o porque se la trata de este modo tan injusto e inhumano. Lo vive como si hubiera perdido el control siendo a la vez sometida a gran estrés. Por eso, esta tipo de comportamientos se consideran una forma de abuso en el que no hay gritos, ni golpes, pero sí mucha violencia subyacente. 

Las consecuencias son graves cuando quien aplica la ley del hielo es una figura de poder, bien sea un padre, hermano, una pareja, alguien con quien se tiene un vinculo muy importante, de peso.

En el fondo, quien emplea este tipo de comportamiento ofensivo defensivo y fruto de la inseguridad, revela una mala gestión de la comunicación y de su propia y deficiente gestión emocional personal e interpersonal.

El silencio es sano cuando hay puntos álgidos que vislumbran conflictos y se hace muy útil y necesario antes de agravar lo que sucede. Pero de ahí a usarlo como medio de control o de castigo se convierte en abuso.

No se debe permitir este tipo de comportamiento, pasivamente ser ignorado por otro. Tampoco nadie debe intentar resolver un conflicto a través de la ley del hielo. Cuando hay un problema entre dos seres humanos, lo único sano es buscar la manera de dialogar para encontrar soluciones. El silencio y la distancia solo generan más equívocos y, al final, no solucionan absolutamente nada, salvo el alejamiento y la ruptura de las relaciones. 

About the author

Leave a Reply