“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.
Viktor Frankl
Estoy aquí ahora escribiendo sobre el dolor. Vivir con dolor era mi forma de vida. Quizás no he tenido una vida fácil, o quizás haber vivido rodeada de sufrimiento, carencias afectivas y abandono haya tenido mucho que ver en ello. No es que quisiera vivir con dolor, tampoco es que quisiera vivir desde el lado del victimismo, o que anhelara crear Sombras para tapar mi Yo, no; es que no supe vivir de otro modo, nadie me enseñó. Edifiqué y cree mi vida sobre conceptos erróneos, construí la estructura de mi Yo con ladrillos de experiencias dolorosas, traumas potentes, agresiones, violencia, etc…
Cuando partes de esa base, no se puede esperar nada bueno, pero sí acepto y admito hoy aquí y ahora que nada fue en vano y que estoy donde estoy gracias a la escuela de la vida, gracias a mis experiencias traumáticas y dolorosas, difícil comprender esto, pero es así. Eso me ha encaminado a estar y ser en este momento consciente, plena, viva, siendo yo misma y en continua transformación, ocupándome de mí misma desde la conciencia.
El diccionario de la RAE, la resiliencia la define como “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” y si tuviera que definirme en pocas palabras, una de ellas sería: Resiliente.
En primer lugar el dolor emocional es un tipo de padecimiento que se sufre a nivel psíquico, donde, éste sufrimiento, tiene un gran impacto emocional, físico, personal, familiar, social, laboral… Las emociones que generan ésta situación son un elemento muy importante y tienen un lugar que cabe destacar, ya que el dolor emocional es una actividad perceptiva y como toda actividad perceptiva depende del grado de atención prestado a ella y referido a las características sensoriales de la estimulación, intensidad de ésta, factores asociados, etc.
En segundo lugar el dolor es visto (entre otras) como el resultado de un conjunto de actividades biológicas y fisiológicas que tiene su propio sistema de autorregulación natural. Las emociones más directamente relacionadas con el dolor son el miedo y la tristeza, y llevan a un conjunto de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales que pueden caracterizarse clínicamente con los rótulos de ansiedad y depresión. Tanto la ansiedad como la depresión producen un agravamiento en el problema del dolor.
Las emociones pueden favorecer o dificultar el sistema natural de regulación o modulación del dolor inclusive cabe la posibilidad de enfermar gravemente, y yo enfermé gravemente por no saber, ni haber gestionado correctamente mis emociones, mi sufrimiento, en suma el dolor. No entraré en detalles, pero como no logré sanarme, solo pude meter debajo de la alfombra el dolor temporalmente y comencé a padecer dolor físico, un dolor tremendo, me dolía cada poro de mi piel, cada célula de mi cuerpo, cada pelo, me dolía todo, cada rutina en el gym, cada carrera de running, todo lo que hacía inclusive un disgusto, o un episodio emocional negativo, me hacían tener agujetas, fisicamente sentía un dolor tremendo, por fuera, por dentro.
No tengo palabras para describir el devastador dolor que he sentido durante toda mi existencia, el tener que vivir con él, el saber que no tuve una vida fácil con el abanico de traumas tan extenso que he sufrido y padecido, el no comprender ni saber los porqués de todo esto, el no comprender absolutamente nada sobre mi DOLOR, el no tener soluciones para desembarazarme de él, la terrible soledad en la que he vivido todo esto, la incomprensión de todo lo que me ha sucedido en toda mi vida… pero esto ya es pasado, solo lo comparto como experiencia de vida y si yo pude salir del dolor y del sufrimiento, tú también puedes, ni lo dudes.
Pensando con calma y desde la lejanía sobre lo ocurrido, la toma de consciencia hizo que poco a poco, empezara a aparecer la luz “Hay una grieta en todo; solo así entra la luz” dijo Leonard Cohen, y así fue, como poco a poco me hice cargo de mi misma, me responsabilice, dejé de culpar a los demás de mis males, abandoné el rol de víctima, puse el foco en lo que me ocurría y me encaminé al cambio, aprendiendo a ser cariñosa y amable conmigo misma, practicando la aceptación, el agradecimiento y el perdón. Me ocupé de mí, no fue fácil, pero se aprende. La metafísica a veces tiene conceptos incomprensibles, pero te aseguro que todo es posible, todo.
Desde la profunda humildad de mi alma, me honro por lo logrado, por el valor de enfrentarme a mi misma, honro mis vivencias, mi dolor y sufrimiento, honro a mis padres, a todos mis antepasados por la vida que me han dado, honro mi vida y honro a todos los que han pasado por ella aportando bueno, malo o regular. Honro todo, y os honro a vosotros, a todos los que me habéis ayudado a dar estos pasos, a los que me habéis guiado a llegar a éste momento. Honro mi alma, por todo lo que me ha aportado de todas mis vidas pasadas, en definitiva, ME HONRO A MI MISMA, a todo mí transgeneracional y agradezco TODO a la vida.
Aceptación, agradecimiento y perdón, éste es el camino de la sanación, del cambio, de una vida plena, feliz, junto con hacerse cargo de uno mismo desde la conciencia plena. No hay excusas, tú eres el responsable de tu vida, de todo lo que te pasa, de lo que te ocurre. Lo que es necesario o innecesario para ti lo atraes y decides tú, nadie más, tu eres el responsable de tu vida.
“Si no hubieras sufrido cómo has sufrido, no tendrías profundidad como ser humano, ni humildad, ni compasión. No estarías leyendo esto. El sufrimiento abre el caparazón del ego, pero llega un momento en que ya ha cumplido su propósito. El sufrimiento es necesario hasta que te das cuenta de que es innecesario.”
Eckart Tolle
Gracias, gracias, gracias.
Al final terminas conviniendo con el, pero tienes mucho mérito
Muchas gracias. La cosa es aprender a gestionarlo…
Preciosa Anka,
Haces fácil lo difícil.
Gracias, gracias, gracias
Gracias a ti mi queridísima Adrianda.
Sonrío.
Fuerte abrazo.