¿Acaso hay algo más fuerte, potente y reconfortante que ayudar a los demás cuando están necesitados?

Cada vez más pienso y sé, que hay que respetarse y quererse a uno mismo, pero no desde el ego y tampoco desde la soberbia. Hay que ir mirando con honestidad dentro del alma y ver qué hay que reparar, llamar las cosas por su nombre y pedir ayuda. Dicho esto… no es cómo se llamen las cosas, ese es un valor muy subjetivo, lo realmente importante es lo que haces, cómo lo haces y sobre todo como lo recibes de la persona en cuyas manos te pones para cambiar lo que sea en ti, por ejemplo, para vivir tranquilo o en paz. O tener éxito en lo que sea que te hayas propuesto. O para dejar de elegir siempre las mismas cosas/ situaciones/ personas/ escenarios  que te llevan al mismo punto donde acabas sufriendo, roto.

He constatado, que la persona que ha decidido ponerse en mis manos busca ayuda y terapia, cuando me llama y me pide ayuda para lo que sea, suele estar inquieta, a disgusto, enfadada con el mundo y consigo misma, no entiende nada de lo que le pasa, pero ahí está otra vez, en el mismo pu** punto, sacando lo peor de ella, sacándola de plano. Esa es la belleza auténtica de todo esto, constatar que todos somos iguales, todos pasamos por cosas similares, unos más, otros menos, otros nacen con suerte, con casi todo resuelto, ni sufren ni padecen, ni aman, ni saben amar, ni se esfuerzan en ello- esos son los que mas ayuda necesitan. Siempre me pongo al servicio de todas estas personas, siempre desde y con amor, desde mi esencia, con todo mi ser, con energía, con enorme vitalidad y sobre todo con amor por lo que hago… La Maestría de la Vida es un plus, no se aprende en ninguna parte, al igual que el amor, nadie nos enseña, aprendemos a base de hostias y, o espabilamos, o no levantamos cabeza. Yo tuve la suerte de poder aprender y sigo aprendiendo.

Explico a todo el mundo que el amor (por uno mismo sobre todo) cambia tu mundo. Nunca ha habido nadie como tú, no lo hay ni lo habrá. Tienes que amarte. Y si no sabes aprende, pide ayuda. 

Los que odian, sencillamente necesitan amor. 

Los que no hablan, buscan ser escuchados.

Los que gritan, buscan desesperadamente encontrar su paz y deshacerse de sus frustraciones.

 

“El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.”

 Arthur Miller

Pero ahí estás tú, siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada, sin pedir ayuda, ni dejarte ayudar, desde el ego, ¡con un par! Ya pasé por ahí, siempre haciéndome la fuerte, no sea que los demás vean que necesito ayuda y me rebajen, desvaloricen, o piensen mal sobre mí, en plan “y esa pardilla, qué débil es”. Por ello hasta hace cero coma, no pedía ayuda a NADIE, nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia. Ahora que la pido, me encuentro con muchos noes, me encuentro con que ni tan siquiera se me escucha, me encuentro con la cruda y dura realidad, con muchas puertas cerradas y con muy poca predisposición a ser ayudada. Es duro, las cosas como son, vivimos tiempos muy complicados y difíciles, casi imposibles… necesitamos ser ayudados por los que pueden prestar ayuda- que se olvidan que no necesitar ayuda los ubica en una posición extremadamente privilegiada, ya que ellos no la necesitan, por fortuna. Hay que ayudar y amar el prójimo, será que tanto leer temas holísticos y metafísicos me ha cambiado el chip por completo. Yo ya hacía esto, siempre ayudé, ayudo y ayudaré, siempre, a todo el mundo que lo necesite y me lo pida, desde y con amor, con lo poco o nada que tenga, siempre ayudaré y daré lo que pueda, lo que soy, eso es amor, amor incondicional por el otro, por el que tienes en frente y lo está pasando putas, con y desde el máximo respeto.

El que necesita realmente ayuda y es ayudado, jamás lo olvida, nunca, y el agradecimiento que se siente es tan brutal que al que se lo presta, el universo se lo devolverá multiplicado. Eso es así. Lo creamos o no, es así. Se pone en marcha una energia que regresa al que da y eso es impagable. Eso sí, en ocasiones lo que no debes hacer por los demás es querer terminar tú con sus problemas. Las adversidades o problemas que afrontemos, nos harán más fuertes, o no aprenderemos; tenemos que aprender, o volveremos al mismo punto. Tu intervención a veces, puede ser un lastre en su camino. Evitarle esfuerzos o luchas a otros, es también evitarles logros y libertad. El secreto está en darle la mano a los otros cuando LO NECESITAN de verdad. Alguien en condición de vulnerabilidad demanda nuestra ayuda, nuestra solidaridad, una persona enferma física o emocionalmente, alguien que se encuentra en condiciones de limitación de cualquier tipo, o de carencia total y absoluta, o que requiere un aporte puntual para seguir adelante. 

Ayudar es dar vida, ayudar a vivir, ayudar a encontrar el camino, ser luz, faro. Ayudar a dar con la senda que te lleve a tu estabilidad, a tu felicidad, a tu paz. Ayudar a otros a encontrar su camino, allanárselo,  o adumbrándolo cuando lo necesiten, o cuando están perdidos, sin esperanzas, sin fe, sin luz, sin medios, sin una mano amiga… es la peor de las sensaciones, y sé lo que digo, ya viví eso. Me reitero: vivimos tiempos muy, muy difíciles y complicados. Las dificultades sacan a flote nuestra peor versión, no por tener más, eres más, pero sí por compartir, por dar, por ayudar creces, reconfortas tu alma y la del que recibe la ayuda que le prestas. Tenemos que tener compasión con los que están cerca, y sobre todo con los que tienen la valentía de pedir ayuda, porque ya os digo, no es fácil pedirla, y menos aceptarla, a mí me ha costado años de terapias y aún me cuesta.

Sea como sea, lo que no nos mata, nos hace mas fuertes, por lo tanto, “pide y se te dará”, (o no) pero no desistas, solo aprende a gestionar tus frustraciones y tu dolor, porque no ser ayudado duele, duele hasta la medula cuando no encuentras salidas, soluciones, luz. Me siento profundamente agradecida hacía los que me han ayudado, los honro desde lo más profundo de mi alma, sobre todo cuando recibí la ayuda y ni respirar podía…

Todo pasa, esto también pasará, no lo dudes. 

Gracias, gracias, gracias.

Hondo abrazo.

A.

About the author

1 Response

Leave a Reply